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>Nombre/Apodo:
Meliya Médicci "Lamento de Viudas"
>Edad:
[Datos borrados], hipoteticamente, el gobierno Americano estipula que debe oscilar entre los 60 y 80 años de edad, cronológicamente hablando y suponiendo que siempre se trate de la misma persona.
>Personalidad:
>Organización:
Federación Rusa y sus Filiales Farmecuticas.
>Poderes:
"Augurio de autopsia"
Voy a escribirlo cuando salga el hilo
>Historia/Despertar u origen de poderes:
Los nombres no son artilugios a tomar a la ligera, dicen tanto de la persona como la vestimenta que la arropa o los modales que luce.
Su primer amante la apodaba cariñosamente dahlia, en honor a las flores. Su primer mentor la llamó zá-ya, que según la zona rusa donde sientes cabeza puede significar "caz del molino". Sus detractores más modernos la han bautizado "Lamento de viuda" y algunos, sin ser tan poeticos: "la puta, ciega e idiota" y "mil veces malnacida"
Lo cierto es que pese a su sucia fama ella nació de una ordinaria mujer en una rural y ordinaria Rusia, portando un nombre de entre tantos otros granjeros del montón: Meliya Médicci.
Su caminó a la adultez no fue miel sobre hojuelas ni mucho menos el infierno ignorante que plantea el estereotipo citadino, la mayoría de granjeros lejos de vender a sus hijas por dos cabras y una yegua, buscan garantizarles un futuro prospero en conventillos e internados de moscov. Si aún así, su destino las condena a ser meras amas de casa, al menos lo serían de un joven oriundo de la gran moscov.
De todos modos el cabecilla Médicci no era precisamente rico, así que a los doce la envío bajo la tutela de un conventillo ultra-ortodoxo de la zona aledaña a la capital soviética.
Su mano barajaba escasas opciones, volver a su tierra natal era un vale de por vida a una rutina de arar la tierra y criar niños, en su convento la cosa no apuntaba a mejor, con una estricta vida eclesiástica que reprochaba todo camino que se desvíe del religioso. Su condenada vida pego un giro de 180° cuando estrecho relaciones con su primer amante, un veterano de la guerra de Afganistán que venía a confesar los pecados que abarrotaban su mente.
Las visitas mensuales del soldado se tornaron semanales y al cabo de unos meses concurría sin falta cada tarde, a meliya le costó captar la indirecta, su nula experiencia en relaciones sentimentales o amigables la limitaban a no aspirar a más de lo que tenía o más de lo que era: una monja de tres al cuarto.
Esos ojos desapasionados y aura de mojigata embravaron el doble al soldado, quien una tarde se envalentono para poner una rodilla en el suelo y obsequiarle un flaco ramillo de dahlias rosas.
No aburrire con detalles, tan solo admitire que meliya no opuso la esperada resistencia del típico tira y afloja de los enamorados. Ansío tanto tiempo escapar de las cuatro paredes de la iglesia que a la semana ella estaba fugandose con su amante.
Probablemente te esperarías un desenlace agridulce, con el soldado separándose dramáticamente de su monja, un final que le sumaria sazón a la historia. Y no tan lejos de la realidad así fue, sin embargo, el entretiempo de su vida juntos, meliya puede describirlo como el más feliz de su larga estancia en este mundo.
Al cabo de una decada se graduó de enfermera y formaron una familia de cinco integrantes, con dos niños y una niña a la cabeza. Esa es la biografía básica de meliya, una pequeña mujer de ambiciones igual de modestas, una que esperaba servir a su patria, a sus hijos y a los enfermos hasta que la vejez la cegara con su guadaña. Ese dulce trayecto que mapeaba en su cabeza sufrió un vaivén de rayones el día que el deber llamó a puertas de su hogar, una emergencia sanitaria azotaba la costa este del país y la nación solicitaba todo el personal médico disponible.
Sin rechistar accedió, de todas formas ¿que es lo peor que podía pasar? ¿un chernobil 2.0? No llaman a enfermeras para tratar esas cosas, así que descartando las padencias más extremas solo le quedaba pensar que un brote de neumonia diezmaba las zonas más frías del país.
Cuan equivocada estaba... para cuando vio a un hombre levantar un t-34 por encima de su cabeza miles de leguas ya la separaban de su tierra natal, retractarse no era una opción que la unidad militar le brindaría y aún menos después de ser testigo del desolador panorama. Sus vías de escape se reducían a proseguir con su labor hasta las últimas consecuencias o morir, ya sea acribillada por soldados o reventada como una ciruela por una de esas abominaciones.
Ese fue el último rastro de vida de meliya en la década de los 90's, fue cuestión de tiempo para que su guarnicion y equipo médico fuera borrado del mapa por el foco infeccioso. Se le clasificó como desaparecida en acción posteriori a que el gobierno Ruso detonara napalm y misiles balísticos en 100km a la redonda del hecho. Si quedaba algo vivo en ese pandemonium, al menos no titubearian en disparar, nada humano sobreviviría a eso.
La tragedia se catálogo de secreto de estado y los inicios del brote se inculparon a su cochino vecino chino, retomando los hechos en 2001, donde los atisbos de una cura de mano de América son desarrollados en Manhattan, world trace center, ubicando su corazón en las torres gemelas. En ese punto la carrera armamentistica-biologica entre Rusia y América se apogeaba en su punto más crítico, cada segundo podía plantear la derrota de uno o la aplastante victoria del otro en la exhaustiva búsqueda de una cura.
El gobierno Americano y sus farmacéuticas poco esperaron que un 21% de su progreso total fuera borrado del mapa el día que dos aviones comerciales se estrellaron en contra de sus torres. Los autores materiales son anónimos hasta el día de la fecha, lo más cercano a un culpable se identifica en la descripción dada por un piloto en la caja negra: ¿Eso es una... monja?
La transmisión cierra con los sonidos del cráneo del copiloto haciéndose papilla contra el tablero de control.
Una de muchas apariciones de la anónima monja. En 2005 fue avistada vendiendo armas y estupefacientes en la guerra civil de Sri-Lanka. En 2014 se le identifico apoyando con cursos en estimulantes al brazo armado libanes en la segunda guerra civil en libia. Conflicto en franja de gaza, atentados a laboratorios Taiwaneses-Americanos, guerra de Afganistan. Y la lista sigue y sigue y sigue, siempre abordando las zonas bélicas con expresión indescifrable e impolutos ropajes de monja, declarandose una buena samaritana del gobierno Ruso a cada bando rebelde que está contra los intereses de América.
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¿Un clon? ¿Una agente de la KBG? ¿Una insurgente traumatizada con los estragos del primer foco infeccioso? La Cía no se pone de acuerdo ni consigo misma, la verdad esta enterrada bajo pilas de archivos en la cúpula gubernamental Rusa y la certeza más certera es que ellos son quienes sostienen la correa de quien acuñó por primera vez el término "bio-terrorista": Meliya Médicci.
Últimamente se le divisó en azares posiciones de Europa del Este y Sudamérica, agentes de campo de la interpol a duras penas escudriñan sus fines, y por más inverosímiles que suenen, son en sus propias palabras: Un huésped perfecto, "la calamidad".
>Pic/Descripción de el personaje:
Cutis de marfil y una melena que sonrojaba de envidia al mismo sol, la juventud la dotaba de una belleza digna de esa etapa. Por supuesto esas pueden ser completas exageraciones, no es raro que te consideren una preciosa ninfa cuando tu convento es conformado por una docenada de monjas octogenarias.
En el presente las descripciones la representan como una mujer en sus cuarenta, con hábito de monja, piel de textura castaña y un funebre rostro que no demuestra tráfico alguno de emoción más que cuando habla.
Puedes corregir cualquier defecto cronológico en la historia de mi mona kek