No se porque pero se me hacen muy comfys ese ambiente nocturno de la ciudad donde todo esta callado y se alcanzan a apreciar algunos sonidos de los vendedores como el de los tamales oaxaqueños, el silbato del camote, la cornetita de el del pan, la grabacion repetitiva del camion de los esquites, el de las donitas, el de los bisque-teeees. De algun modo llenan de color la noche. Se que todo esta bien cuando se oyen esos sonidos peculiares de la cotidianeidad citadina. Muchas veces escucho al de los tamales oaxaqueños hasta pasada la media noche, y la calle se siente viva aun cuando muchos ya estan durmiendo. No se, algunas cosas que me gustan de mi muy criticable muchas veces pero siempre inigualable ciudad.