La guerra civil venezolana fue un conflicto armado que se desarrolló entre el año 2021 y el año 2023 en el territorio de la antigua República Bolivariana de Venezuela, que enfrentó al gobierno de Nicolás Maduro y sus aliados, contra los separatistas zulianos y sus aliados. Los separatistas zulianos eran un movimiento político y militar que buscaba la independencia del estado Zulia y de otras regiones del país, bajo el liderazgo de un misterioso personaje conocido como "Shadow", un ex-youtuber, producto del incesto y guerrillero que se autoproclamó como el César del Zulia. Los separatistas zulianos usaban el regionalismo extremo y su jerga particular para crear un ideal nacionalista autóctono que les llevó a conformar un grupo que no temía en aplicar las estrategias de los muyahidines bosnios, ETA, el UCK, el IRA o los separatistas chechenos de Ickeria aplicadas a su contexto nacional para lograr la consolidación de un estado zuliano independiente. Los separatistas zulianos consideraban que el resto de "venezolanos" (una identidad que consideraban ficticia e inventada por una cábala internacional y los poderes imperialistas para someter al pueblo zuliano y privarlo de su raíz ario-honoraria germano-welsar que los distinguía del resto de venezolanos "descendientes de zambos y maketos canario-andaluces") debían ser incorporados como ciudadanos de segunda clase al superestado zuliano, el cual planeaba llegar hasta la frontera con Guyana (un país que les daba apoyo armamentístico y de inteligencia a los nacionalistas zulianos) y que mediante la guerra de guerrillas y el uso de coches bomba Malibus con bombonas adentro, drones kamikazes y armas sónicas de pulso electromagnético repotenciadas con el sonido tosco del acento zuliano y las gaitas zulianas eran capaces de causar estragos en ciudades enteras, así como herir y acabar con funcionarios chavistas y al mismo Maduro al estilo de Luis Carrero Blanco. Los nacionalistas zulianos consideraban que Caracas era como Cartago y era responsable de la pobreza y la falta de servicios públicos en el estado Zulia y consideraban que debía ser destruida y bañada en sal siguiendo el ejemplo de los romanos en la segunda guerra púnica.
El origen del conflicto se remonta al año 2021, cuando el gobierno de Maduro, debilitado por la crisis económica, social y política que azotaba al país desde hacía años, intentó realizar unas elecciones parlamentarias y presidenciales que fueron rechazadas por la oposición y por gran parte de la comunidad internacional, que las consideraban fraudulentas y antidemocráticas. Ante la falta de reconocimiento de los resultados electorales, que dieron la victoria a Maduro y a su partido, el PSUV, se desató una ola de protestas y disturbios en todo el país, que fueron reprimidos violentamente por las fuerzas de seguridad y los grupos paramilitares afines al régimen. En medio de este caos, surgió la figura de Shadow, que desde su canal de YouTube, donde tenía millones de seguidores, llamados "fantasmitas", comenzó a difundir un discurso radical y separatista, que apelaba a la identidad zuliana y a la necesidad de liberarse del yugo de Caracas. Shadow, que se declaraba abiertamente "furry-homosexualista", como una forma de desafiar las normas sociales y religiosas impuestas por el chavismo, logró movilizar a miles de jóvenes zulianos, que se unieron a su causa y formaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Zulia (FARZ), que iniciaron una campaña de ataques y sabotajes contra las infraestructuras y las autoridades del gobierno central en el estado Zulia y en otras regiones del país. Shadow también consiguió el apoyo de la República Cooperativa de Guyana, que veía en el movimiento separatista zuliano una oportunidad de debilitar a Venezuela y de asegurar su control sobre el territorio en disputa del Esequibo, que había sido motivo de tensión entre ambos países durante décadas. Guyana proporcionó armas, municiones, entrenamiento y asesoramiento a los separatistas zulianos, así como una base de operaciones en su territorio, desde donde lanzaban incursiones y ataques contra Venezuela.
El gobierno de Maduro, que se enfrentaba a una situación de ingobernabilidad y de aislamiento internacional, intentó sofocar la rebelión zuliana por la vía militar, enviando tropas y tanques al estado Zulia, donde se desató una guerra abierta entre las fuerzas leales al régimen y las FARZ. Sin embargo, los separatistas zulianos demostraron una gran capacidad de resistencia y de adaptación al terreno, empleando tácticas de guerrilla y de terrorismo, que causaron numerosas bajas y daños materiales a las fuerzas gubernamentales. Los separatistas zulianos también contaron con el apoyo de la población local, que veía en ellos una esperanza de cambio y de mejora de sus condiciones de vida, frente a la corrupción y la incompetencia del gobierno central. Además, los separatistas zulianos lograron expandir su influencia y su control a otras regiones del país, especialmente a las zonas fronterizas con Colombia y Brasil, donde se aliaron con grupos indígenas, campesinos y paramilitares, que también se oponían al régimen de Maduro. Así, los separatistas zulianos fueron ganando terreno y consolidando su proyecto de crear un estado zuliano independiente, que abarcaba gran parte del territorio venezolano.
El punto de inflexión del conflicto se produjo en el año 2023, cuando Shadow, que había logrado mantener su identidad en secreto y que dirigía las operaciones desde su guarida en Guyana, ordenó el lanzamiento de una ofensiva final contra Caracas, la capital y el símbolo del poder de Maduro. Para ello, los separatistas zulianos utilizaron todos los recursos a su alcance, incluyendo coches bomba Malibus con bombonas adentro, drones kamikazes y armas sónicas de pulso electromagnético repotenciadas con el sonido tosco del acento zuliano y las gaitas zulianas, que eran capaces de causar estragos en ciudades enteras, así como herir y acabar con funcionarios chavistas y al mismo Maduro al estilo de Luis Carrero Blanco. Los separatistas zulianos también contaron con la colaboración de células infiltradas en la ciudad, que se encargaron de sabotear y destruir las defensas y los servicios públicos de Caracas, generando el caos y el pánico entre la población. La ofensiva separatista zuliana fue tan devastadora y sorpresiva, que el gobierno de Maduro no pudo reaccionar a tiempo ni organizar una respuesta efectiva, quedando a merced de los ataques de los rebeldes. El golpe de gracia se produjo cuando Shadow, que había viajado en secreto a Caracas, logró infiltrarse en el Palacio de Miraflores, donde se encontraba Maduro, y lo asesinó con una bomba oculta en su traje de "furry-homosexualista", que detonó al abrazarlo. Shadow, que había grabado toda la escena con una cámara oculta, la difundió por las redes sociales, provocando la euforia de sus seguidores y la consternación de los partidarios de Maduro. Tras el asesinato de Maduro, el gobierno de Venezuela se derrumbó y las fuerzas de seguridad se desintegraron, dejando el camino libre para que los separatistas zulianos tomaran el control de Caracas y de todo el país.
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