>>100438
Tu mano tomo el arma y sentiste como la energía viajo por ti cuerpo, una sensación eléctrica y un fuerte calor en tu mano, sentías que quemaba pero aprovechaste.
Usaste la espada de inmediato con una estocada, Eifiel no retrocedió, al contrario, se planto para demostrar que sería capaz de resistir incluso el ataque del arma de un Dios, fue cosa de su terquedad, en un escenario donde esté guerrero fuese más cerebro que músculo seguramente el resultado hubiese sido diferente pero hablamos de nórdicos de la vieja escuela, aquí todos son inmortales hasta que se demuestre lo contrario.
https://youtu.be/1puQX3QtENM?si=sjcypyw-KSaRgRCx
Las hachas no tuvieron la suficiente resistencia para soportar el abrazador calor que provocaban los rayos, atravesaron no solo la protección de los mangos si no que también la armadura de malla de Eifiel, la punta de la espada se incrustó en su pecho y los rayos lo rodearon creando una fuerte luz que hizo a todos apartar la mirada.
Su cuerpo recibió una descarga tan potente que solo su silueta chamuscada se podía ver entre los parpadeos del rayo, fue la misma energía lo que te empujó hacia atrás dejando a tu enemigo con los ojos en blanco y leves quemaduras pero aún de pie, el humo salía de su boca y la herida en su pecho se había cauterizado por el calor, por tu parte podías sentir como el mango de la espada te quemaba, los rayos la calentaban a tal punto en que ya tenías quemaduras graves en la palma de tu mano, claramente estas eran armas que solo los Dioses podían empuñar sin consecuencias.
- ¿Esta muerto? -
Pregunto uno de los soldados.
- Me sorprendería si muriese por aún ataque tan débil -
Los ojos de Eifiel se aclararon y bajo la cabeza viéndote fijamente, estaba molesto, muy molesto.
- Hijo de puta... ¡Hijo de putaaaaaaa! ¡ESO ME DOLIOOOOO! -
Todos estaban sin palabras, el gigante había soportado un ataque qué equivalía a que un rayo te golpee, el mundo está lleno de monstruos.
Monstruo, en un pueblo al sur de la capital nórdica había nacido un monstruo, su papá era desconocido por la gente del pueblo pero su madre era una simple campesina de salud más bien débil.
Su vida era el campo, aunque las cosechas no eran demasiadas se las arreglaba para tener sus impuestos al día con el Jarl y poder intercambiar vienes con la demás gente del pueblo, su brazo había sido un poco complicado, su panza creció de manera descomunal en poco tiempo, el niño que crecía ahí dentro era de lo más inquieto y muchas veces puso a su madre en peligro pero el bebé se aferró a la vida creciendo fuerte, grande y sano, todo esto de forma descomunal.
En lo alto de la colina vive un monstruo, eso es lo que decían, un monstruo que baja a devorar todo lo que esté a su paso, desde bebé su apetito era el de una bestia, bebía más leche que la que su madre podía conseguir, su llanto hacía eco entre las montañas, cuando sus dientes crecieron su hambre solo empeoró, comía los huevos de las gallinas como golosinas, su madre se dejó la vida para intentar saciar el hambre de su hijo pero fue incapaz, sus pocas fuerzas mermaron y con los años ya no fue capaz de seguir en pie y lo dejo solo.
En lo alto de la colina vive un monstruo, es un niño y mide casi dos metros, dicen que es el hijo de un gigante de hielo, carga un garrote con el que aplasta la cabeza de las ovejas para llevárselas, hace lo mismo con cualquiera que se interponga en su camino, los granjeros tienen perdidas millonarias, se han quejado con el Jarl pero este no ha hecho nada, piden la cabeza del gigante pero no son escuchados, suena mas a una fantasía.
Todos saben dónde vive el monstruo, esa noche el pueblo se preparó, antorchas, hachas, machetes y cadenas, era hora de matar al monstruo, la comunidad junto suficiente oro para contratar un grupo de mercenarios que prometió ayudar en la batalla, diez de ellos se unieron a la turba y subieron la colina.
En lo alto de la colina se encontraba la casa del monstruo, pilas de huesos se alzaban desde todos lados, galones de sidra y el aroma de la putrefacción, el pueblo estaba listo para enfrentar al monstruo, pero olvidaban que el... Era un monstruo...
El pueblo al sur de la capital nórdica había sido destruido por un monstruo, todos sus habitantes habían sido aplastados, un grupo de mercenarios fueron reventados a tirones, el Jarl observo aquello con horror pero el monstruo había desaparecido.
Esa es la historia del monstruo...
...
- Joder, que molestia -
Se sacudió el polvo refunfuñando.
- ¡Tu! ¡Dale tu hacha! -
Le gritó al sujeto panzón, este casi temblando se la ofreció y el gigante se la quitó de las manos.
- Bien ¿Crees que los Dioses te ayudarán? Pffff ¡Yo soy más fuerte que ellos! ¡He rechazado su poder tantas veces que ya no las puedo contar! -
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Se inclino hacia adelante y corrió hacia ti dando un salto que parecía imposible para su tamaño, tuviste que esquivar, incluso si la espada podría resistir el ataque tus huesos se romperían, en cuando la cabeza del hacha tocó el suelo la tierra tembló y la roca se partió, sin siquiera mirarte giro con tanta fuerza que pudiste ver cómo el aire era cortado.
1d100 = 32