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¿¡Eh!?
>Levanto la vista del piso para ver a mi actual amor, que ahora también me está viendo con ojos tan vacíos como los del duendecillo y hablándome con palabras tan frías como las de mi ex, mientras que yo estoy sudando tanto como un cerdo.
No, no. Mejor dejémoslo así, que explicar los chistes les quita toda la gracia. Y no es tanto como un chiste, es más bien como una broma, o más bien como un malentendido, o más bien...
>Dejo que la diarrea verbal siga fluyendo y me levanto sobre piernas de gelatina balbuceando más excusas.
¿Segura que no te estás riendo por dentro? ¡Jo, es que tú siempre eres tan mala conmigo! Como ahora, que me dijiste que te quedarías en Hawai luego de tu sesión de fotos y te encuentro aquí.
>Controlo mis temblores tan mal como puedo y me acerco a su mesa vistiendo mi sonrisa ganadora en el rostro. Si pretendo que todo está bien y me hago creer a mí mismo que es así, todos también lo creerán. Engáñate a ti mismo y engañarás al mundo. ¡El psy congroo!
Si ibas a volver temprano me lo hubieses dichooo, podría haber preparado algo especial. Pero está bien, yo sabía no ibas a dejarme solo en navidad.
>Tomo asiento frente a su mesa en la silla opuesta a la de ella. Ahora que la tengo cerca puedo notar algunas cosas diferentes en su rostro. No es solo que sus ojos sean vacíos o que me esté viendo con desprecio, hay algo diferente en su cara, se ve más... plástica.
¿Te hiciste cirugía otra vez? Te noto algo distinta. ¡No, espera! Déjame adivinar... Es tu nariz, es más pequeña, ¿verdad? Se ve bien.
>No tengo idea de lo que se hizo en el rostro, pero siempre acierto cuando adivino. Su voz también suena un poco rara.
¿Has estado bebiendo? No deberías beber tanto sola. ¿Cómo vas a volver a casa después? Pero no hay problema, yo te puedo llevar. No traje mi vespa, pero supongo que te puedo cargar si quieres.