>>42294
Teoria algebraica, lengua castellana, practicas profesionales, educacion fisica, economia del hogar y una ronda de 7 horas ininterrumpidas de viejos verdes, clientes gruñones y cientos de pedidos. Una presion asfixiante que prolífico con las buenas nuevas de una vida en vías de desarrolla en lo profundo de tu vientre.
La ficción hecha carne es mucho menos glamurosa de lo que se espera, los bebes no brotan de los repollos ni son obra del espiritu santo, tus padres y medico por igual te archivaron sin escrúpulo en el tipo de chica que se ha revolcado con tantos chicos que ni siquiera recuerda cual de su basta colección puede llegar a ser el desafortunado.
Por ahora y a costa de ropas olgadas puedes ocultar al ojo publico el óvalo en tu vientre, lo que se traduce en nulos cambios en la rutina. Continúas siendo la sobra del resto de las estudiantes y la empleaducha de una maid-cafe de mala muerte. El último siendo tu primer destino del lunes a las 6:00 AM.
Con pan recalentado en tostadas y un té que no calmo en lo mas mínimo tu hambre partiste al trabajo a pie. Calles despobladas y brisas frías que endurecian orejas y nariz. Un dia invernal promedio.
A las puertas de un local edificado en vidrio y ensuciado por posters promocionales donde en algunos tu modelabas en trajes monocramos de sirvienta fue que paraste la caminata mirando a lado a lado como ni tu jefe o compañeras llegaron. No era raro, el dueño del local, Goldberg judah, venia obligado por su padre y con el resto de las empleadas era mas de lo mismo. Siendo la unica que subsistia de esto solo tú te lo tomaba en serio con puntualidad y disciplina.
En la dulce espera invernal los minutos te pesaron como horas, al menos fisicamente no lo tolerabas, hace dos semanas que tu vientre estaba rehacio a ir al baño y tus pies acoplados a la hinchazon corporal del quinto mes de embarazo. Por mas paradójico solo querias empezar a trabajar, las distracciones laborales eran el unico ibuprofeno que podías costearte.
A punto de ceder a sentarte a las puertas del establecimiento una voz te apuñalo y devolvio la sangre al cuerpo. Una tonada tan familiar que desconocias si te hervia o helava la sangre.
"¡Cafe por favor!"
Tus ojos se anzuelaron al origen del sonido dando de lleno con tu reflejo a tres o cuatro metros. El acelerado ritmo de tus pensamientos se aliviaron al interpretar que no estabas mas que frente a los cristales del cafe, misma velocidad con la que notaron como ese reflejo actuaba por cuenta propia, sonriendo y ondeando la mano con animo.
"Solo que no aqui, la charla es larga y los cafés de este lugar son cortos"
Misma expresion general, idéntica voz y cabello, parentesco absoluto en los detalles mas insignificantes como lunares y estilo de pelo. Apenas la ropa y la sensacion de valle inquietante las diferenciaba. Exacta a ti, de carne y hueso.
Una propuesta, una mesera y una gemela.