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Te acercas al ser con intenciones de eliminarlo. Algo adentro tuyo te alienta en esta decisión, te dice que es lo correcto. Con cada paso que te acercas al demonio moribundo, más convencido estás de esto. Ni siquiera te sorprendes cuando tu Cúbito se alarga y reforma en un instrumento más adecuado para la tarea, simplemente extiendes el brazo izquierdo y apuntas el filo calcificado de tu cuchilla al esternón del infeliz.
La aguja de Hueso penetra el peto de metal y se sumerge... más y más profundo... centímetro por centímetro, los dientes más abajo de las costillas rugen grotescamente al contacto con tu arma mientras él trata en vano de desenterrar su hacha del lodo. Finalmente el ser metálico acepta la futilidad de su acción, y suelta el arma.
—
Eliminar.
El brazo del demonio apresa tu cráneo, y aprieta. Oyes crujidos, sientes pedazos de tu hueso quebrarse alrededor del área ya abierta de tu cabeza, y ese dolor insoportable...
Ambos quedan en jaque. Tú con tu aguja alargándose más y más adentro del demonio y él con sus dedos exprimiendo más y más fuerte tu cabeza. A los dos les es imposible moverse, y ambos se niegan a ceder... Pero tu dolor de cabeza más allá del Hueso... atormenta hasta tu Alma... Por supuesto, tu Alma.
Tu visión se torna roja, incandescente. Chispas empiezan a saltar de tus cuencas, las chispas se convierten en ascuas, y las ascuas en una corriente constante de fuego que abrasa y envuelve al endemoniado ser. El árbol del que se apoya es el primero en ceder. La madera seca arde de raíz a punta, achicharrándose mucho antes de que el demonio siquiera aminore la presión que aplica sobre tu rostro. Abres la boca.
El fuego que sale de entre tus mandíbulas prueba ser demasiado para la coraza del demonio. Su Húmero se desprende primero de su hombro, permitíendote contraer tu Cúbito y alejarte a una distancia prudencial donde seguir bañándolo con tus llamas.
—
Esqueleto...
Más tiempo pasa antes de que calle, y mucho más antes de que su metal se derrita. Finalmente está completamente muerto. Cierras la boca.
¿Qué hacer ahora?
>Seguir adelante. Los recuerdos que perdiste no se encuentran junto a los restos de este demonio, eso es seguro.
>Volver atrás. Tal vez haya algo importante entre todos los cadáveres que pasaste por alto, o algo que reactive tu memoria.
>Write-in (Opción personalizada, lo que ustedes decidan. Escríbanlo como respuesta.)