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>Nagumo; capítulo uno: El cobarde, la bruja y el bastardo.
1999, a vísperas del nuevo milenio se respiraba un aire unánimemente optimista, el mundo se cinseleaba a la mano de un pintor frívolo y bien intencionado, con una era de guerras en el oriente que marcó su fin y abrió paso a las maravillas de la digitacion y mecanismos electrónicos. Todo ambientado bajo el embargante pop de michael jackson. Cada corazón sapiente albergaba empalagosas esperanzas en presente y futuro.
Al menos, eso es lo que los vocingleros medios de telecomunicación informaban, la verdad duele y la gente prefiere hacer oídos sordos al dolor, por eso se trató extraoficialmente la cruzada religiosa contra yugoslavia en 1999. Una bruja o chaman no es extremadamente peligroso bajo medios convencionales, no supone una amenaza para una ciudad y mucho menos para un estado en cirscuntancias comunes, siendo encasillados de criminales o terroristas con uno o dos trucos de magia bajo la manga.
El problema cobra dimensiones inesperadas cuando el antes mencionado descubre por casualidad o prueba y error el "nombre" de algo que no debe ser nombrado, ese fue el caso de tu madre, una bruja que nombraba a la muerte y la nominaba a todo lo que albergase vida. Fue cuestión de tiempo para que sumará a sus dominios la olvidada yugoslavia, conquistando el país en un abrir y cerrar de ojos.
El rumor mutó en noticia y la noticia en un certero flechazo de pánico colectivo al corazón del clero, destinaron un sinfin de reputados sacerdotes a la tarea de traer su cabeza y cuando todo eso fallo recurrieron a su más valioso recurso: tu padre. El sacerdote más fuerte de su época, de quien se desprenden incontables mitos de bar: Desde una charla con Ehécatl, de la que salió vivo y cuerdo; hasta una batalla sin cuartel donde puso fin a un chaman diestro en los cinco nombres de la naturaleza.
El papado apostaría el vaticano entero si él entraba en la apuesta. Y así fue, las esperanzas del clérigo se depositaron en que una vez más su campeón traería a casa la cabeza de la condenada bruja. Y si todo eso fallaba, no quedaba más que bombardear el país y rezar por que esa maldita no sobreviviera al calibre térmico.
Cinco días posteriores a su incursión en el país las noticias sobre él cesaron, por una larga semana los clérigos contuvieron la respiración, esperando que él abriera descaradamente las puertas del vaticano de una patada, fanfarroneando el haber vencido a la muerte en persona. Nada en esas conjeturas se cumplió, al octavo día lo dieron por muerto y al noveno bombardearon sin ton ni son el país. Encubriendo todo en un operativo militar a gran escala contra el gobierno dictatorial yugoslavo.
Una coartada perfecta para que tu atorrante progenitor degustara unas piñas coladas en Cancun en compañía de su nueva novia y futura madre de su hijo. La verdad es que tu padre emprendió esa misión suicida muy consciente de que es imposible matar a la muerte, es tan coherente como escribir con un lápiz sobre otro lápiz o pensar en un color que salga del espectro conocido, era virtualmente imposible. Por eso, si no podía vencerla por las buenas, lo haría por las malas, conquistando su corazón.
Los detalles son difusos gracias a que no conociste a tu madre y que tu padre se niega a mencionar una palabra del tema, nadie te reprocharia que pensaras que tu progenitor empleo sus encantos masculinos para no molestarse en dar un solo golpe. Posiblemente esa versión de la historia supera con creces a los cuentos que bosquejan a tu padre debatiéndose entre la vida y la muerte hasta el final, hasta empaña todo de un toque cómico: El día que un hombre salvo el mundo a punta de puro coqueteo.
Veinticinco años después ese legendario y judicialmente muerto hombre te prepara un pocillo de café, es un padre atento por más que se esfuerce en demostrar lo contrario.
>Padre
"Veinticinco años" Pronunció nostálgico "¡Veinticinco putos años te tardaste en irte de mi casa, capullo!" Alzó un amenazador dedo índice "¿Sabes todo lo que había hecho para tu edad? Estaba graduado, mantenia a tres zorras, era dueño de dos casas en veracruz y estoy seguro que varios aztecmierdas se meaban en los pantalones al escuchar mi nombre"
Típicas glorias pasadas de un hombre, que a día de hoy, no era ni una sombra de lo que fue. Estar oficialmente muerto suena a una excelente idea hasta que te das cuenta que un difunto no conserva ni bienes ni cuentas bancarias y mucho menos gloria. Era una sombra mugrienta y desaliñada de lo que alguna vez se supone que fue.
>Padre
"Ya.. vete.. fuiira" Abanico la parte frontal de los dedos ahuyentandote de un ademán.
Después de unos sorbos rápidos de amargo café estabas listo para tomar el pomo de la puerta con tus valijas a mano, cuando un trato más grato de parte de tu padre te detuvo en seco. Su mirada se notaba encorvada y enternecida, muy parecida a la de alguien que deja ir algo que ama por su propio bien.
>Padre
"La vida de un sacerdote no son los cuentos de hadas con los que el Internet te lava el cerebro, vas a perder amigos, parejas y si Dios no se levanta de malas hasta una mano o una pierna; no hay gloria en esa profesión" Tomo su propio pocillo de café, uno que atesoraba desde que se lo regalaste a los diez años, con las trilladas siglas de 'Best Dad in the World' "Si las cosas no salen segun lo planeado, siempre puedes regresar..."
Bebió otro trago rápido, antes de retomar su severa habla:
>Padre
"Ahora vete, o tal vez me arrepienta y te cobre los veinticinco años de renta que me debes"
Abandonas por última vez el habitáculo rentado que llamas hogar, en el que conviviste con tu única conexión sanguínea por dos largas décadas. Tomaste el bus designado y dijiste adiós a la calida atmósfera cancunesa, con playas de ensueño y mujeres por las que merecía babear, todo para adentrarte en la otoñal ciudad de México, capitolio de la nación, hogar de flamantes monumentos a la patria y catedrales que empequeñecian al más egocéntrico hombre. De todas esas maravillosas zonas, tu destino aguardaba en la capilla de San Francisco, un templo de poca monta ubicado en un barrio donde más de una vez transeúntes de andrajoso aspecto estudiaron con sospechoso recelo tu equipaje.
Por ahora la hora picó te escudaba, nadie te robaría a plena luz del día, no importa que tanta cara de inocente guerito tuvieras impresa en el rostro.
Con dos pisos de alto la capilla proyecta una elegante sombra sobre ti, vas dispuesto a tomar las aldabas de la silenciosa entrada cuando una cabeza flotante te toma por sorpresa. Con tus años de sobrada experiencia junto a tu padre te fue sencillo identificar la naturaleza del ser, era un espíritu, a juzgar por su tamaño y presencia se trataba de uno débil e inofensivo, practicamente imperceptible a cualquiera que no contara con un don. Llevaba un plumillo entre colmillo y colmillo.
>Espíritu
"¿Idehntgicacion?" Termino escupiendo el plumillo a tus pies para hablar con propiedad "¡Identi-identificacion!" Energica tratabillo su lengua en la exigencia "¿Ezzztudiante? ¿Maezztro?" Su lengua siseo, esperando que te presentes.