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>Charles Spears
El escritor cerro sus ojos, apareciendo frente a él una oscuridad que lentamente lo empezó a consumir, llegando al punto de que no podía ver sus manos, pero después de un tiempo, todo se empezó a aclarar.
Charles no estaba seguro de lo que estaba pasando frente a él o siquiera en su mente, pero lentamente podía ver cosas que no se podía imaginar, siendo primero un sencillo rectángulo el cual iba cambiando de forma.
Este lentamente se transformo en un libro de tapa dura y páginas rugosas, el cual llenaba todos los sentidos del escritor, el cual ya no únicamente veía al libro, sino que podía sentir su peso, conocer sus medidas, el saber su olor e incluso en un sentido más trascendental, sentir su esencia.
Las sensaciones eran extrañas para Charles, llegando al punto de que superaban con facilidad al extraño palacio submarino en el cual había estado hace tan solo un par de horas.
Con cada sensación que lo invadía, el escritor sentía como comprendía los innumerables secretos del libro, para que finalmente estuviera completo, notando como este no parecía muy diferente a cualquier otro libro, pero si se aplicara el concepto de aura, este clasificaría como algo completamente irreal e incluso como ficción de lo más fantástica.
Charles pensó en abrir aquel misterioso objeto, pero como si los pensamientos de su mente hubieran sido ordenes, este se abrió para que sus páginas empezaran a pasar a gran velocidad, llegando al punto de que sea bastante difícil reconocer lo que estaba en ellas.
Incluso así, el escritor logro ver como en algunas páginas habían palabras escritas, estando idiomas de lo más diversos, yendo desde algunos de origen germánico, hasta algunas lenguas románticas, pero todo llegaba al punto de que algunas apenas le eran conocías, siendo bastante posible que hubiera idiomas muertos o completamente desconocidos.
Durante un pequeño momento, Charles se sintió abrumado de tantas palabras e idiomas, hasta que se centro nuevamente en su objetivo, el cual era una página blanca en la cual podría escribir sus deseos.
En un tiempo imposible de clasificar, el escritor encontró finalmente una hoja en blanco, en la cual comenzó a escribir una sencilla oración, la una vez fue temida, produjo que la hoja misma se cristalizara para que luego empiece a arder por una llamas azules.
[...]
Luego de que las llamas ardieran, Charles volvió a la realidad, escuchando primero la voz de Kitty, la cual lo felicitaba en un tono que exclamaba falsa sorpresa, mientras que aplausos llenos de ironía la acompañaban, por lo que podía intuir que lo había intentado había salido parcialmente bien.
"Ooh que impresionante señor escritor"
Tras abrir los ojos, el escritor se encontró una escena que hubiera considerado imposible hace unas horas, la cual ver como todo el papel estaba en aire, para que luego empezara a chocar, formándose en un momento una única bola de papel, la cual se fue condensando cada vez más hasta llegar al tamaño de una uña cortada.
Después de llegar a aquella forma, el papel cae al suelo, generando un estruendo bastante sonoro, el cual cubrió por completo la habitación de Charles, pero no llego a ser mucho que eso.
Sin muchos problemas, Charles se levanta de su silla para levantar el resultado de aquella experiencia tan extraña, encontrándose que aquel pequeño pedazo de papel pesaba bastante más de lo que aparentaba, por lo que con un poco de esfuerzo la llevo a uno de sus tachos, teniendo el cuidado de no provocar otro estruendo.
Volviendo a su silla, el escritor vio nuevamente a la pequeña niña, la cual había detenido sus aplausos cargados de ironía para empezar a hablar y explicar un poco sobre aquel extraño evento.
"Muy bien suficiente de juegos ¿lo viste no es así? tu propio hipersigilo, magia narrativa que te permite hacer real lo irreal, ya sabes como usarla, ahora solo te queda darle el uso correcto comparte con los demás parte de ese hipersigilo, llena tu historia de mensajes supraliminales para atrapar a todos y cada uno de los lectores en un mundo de fantasía y así lograr que esa fantasía se vuelva real"
Charles asintió, repasando algunas palabras de Kitty por su mente, tratando de recordar el significado de estas, hasta recordar algunos libros que usaban el ocultismo como elemento que movía la trama.
Incluso cuando se distraía momentáneamente entre libros, el escritor se sentía abrumado por toda la situación que seguía pasando a su alrededor, aunque nuevamente se concentro en las palabras de la niña, la cual había dejado en claro su objetivo de cambiar el status quo que había entre la realidad y la ficción.
"Las cosas estáticas están condenadas a perecer y esta ciudad se ha encargado muy fuerte de mantener su status quo, así que ¿que te parece si le damos el cambio que tanto merece? ya sabes que hacer ahora solo te queda poner manos a la obra"
Tomando aire por un momento, Charles asintió de manera ligera, aunque soltó algunas palabras de su boca, antes de empezar a escribir nuevamente en las hojas que había en su escritorio.
<Lo haré porque quiero saber qué es lo que oculta la realidad y la ficción.
Con esas palabras, la tinta comenzó a correr a las hojas del escritor, a la vez que aquel libro volvía a aparecer en su mente, marcando con la posibilidad de escribir una nueva oración, siendo una oportunidad que no fue desaprovechada.
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La tinta empezó a caer en las innumerables hojas, escribiendo consigo oración tras oración, marcando con estas un mensaje oculto capaz de atrapar hasta el más exigente de los lectores.
Charles noto nuevamente aquella sensación que había nacido del misterioso libro en su mente y aunque era capaz de captar la atención completa de cualquier otra persona, el escritor la ignoro para escribir hoja tras hoja de su historia.
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