A diferencia de Taiwán, Cuba tiene un embargo comercial confundido con un "bloqueo económico" (que no le impide comerciar totalmente con Estados Unidos, pues son los mayores receptores de pollo y medicinas desde allí aunque ningún socialista lo comente) pero no está amenazada militarmente por Estados Unidos ni tiene un bloqueo diplomático como lo tiene Taiwán. Cuba forma parte como Estado miembro del Banco Mundial, de la Organización Internacional del Trabajo y de la ONU, es reconocida como país por todos los países miembros de las Naciones Unidas (193) y tiene 114 socios comerciales, además de que es un territorio tres veces más grande que Taiwán (gozando de mayor factor tierra). Taiwán no forma parte de ningún organismo internacional, se enfrenta a incursiones militares constantes en su espacio aéreo, con vuelos constantes de flotas chinas que cada vez son más y sólo es reconocida por 15 países dado que en 1973 la República Popular de China, bajo la mano de hierro del Partido Comunista, le quitó su asiento como Estado miembro de las Naciones Unidas, perdiendo prácticamente todo reconocimiento internacional. Ni las amenazas, ni el bloqueo diplomático ni la falta de aliados impidieron que Taiwán sea un país cinco veces más rico que Cuba y con 360 veces menos pobreza total (parte de la población que vive con menos de 10 US$ ajustados a la diferencia de precios entre países). Incluso a pesar de su escaso reconocimiento, Taiwán comercia con 207 territorios dado que su atractiva canasta de exportación —la segunda más diversificada y sofisticada del mundo— hace que empresas de prácticamente todo el mundo se arriesguen a hacer negocios por debajo de la mesa con Taiwán, algo que no se puede decir de Cuba. Esto no es culpa de la población cubana, sino de un gobierno que educa esclavos en masa que no están preparados para atender las demandas del mundo moderno, que reprime la iniciativa privada, que no brinda incentivos a la inversión extranjera, que espanta a su talento porque anualmente se fugan decenas de beisbolistas, jugadores de voleibol, basquetbolistas y boxeadores, que reprime a su propios artistas y que no le deja otra opción a millones de cubanos que migrar a —paradójicamente— el país que el gobierno castrista tanto odia: Estados Unidos.
Taiwán ya de por sí está en una liga completamente diferente porque no compite con Cuba, ni siquiera con China (le gana en cualquier indicador de bienestar, potencial, crecimiento y desarrollo), sino con Nueva Zelanda, Dinamarca, Bélgica, Francia, Canadá, Australia o Luxemburgo. Algunos dicen que Taiwán es "un portaaviones", sin saber que ya de por sí Taiwán tiene el °16 ejército más poderoso a nivel global superando al 80% de los países a nivel global, pero eso no es lo importante. Nunca habíamos visto a un portaaviones habitado por 23 millones de personas, con su propio sistema político, constituído como una república semipresidencialista, con su propio órgano legislativo, elecciones abiertas, que al mismo tiempo tenga la decimosegunda economía más competitiva del mundo, más consumo de electricidad por habitante que la mitad de Europa, la segunda productividad más alta de Asia y que no se pueda desplazar por mar (como lo haría un portaaviones) porque es literalmente una isla.
Otros dicen que China es mucho más grande así que no podemos compararlos, pero ni siquiera entienden los indicadores que están viendo. Si lo supieran, sabrían que las líneas de pobreza internacionales hacen posible la comparabilidad entre países (exactamente por eso son "internacionales"), que los indicadores per cápita ya toman en cuenta el tamaño de la población y que la competitividad analiza los factores que determinan los niveles de productividad de cada país, y que es muy obvio que el taiwanés promedio vive mucho mejor que el chino promedio porque es más productivo, más rico, vive más tiempo, no está ni cerca de caer en la pobreza, se beneficia mucho más del comercio, tiene más acceso a energía, es casi seguro que tiene Internet (9 de cada 10 lo tienen, en China baja a 5 de cada 10), producen más invenciones cada año, tienen más acceso a tecnologia de última generación y los avances son de carácter civil, beneficiándose más. En todo caso, si los países más grandes son más difíciles entonces admiten que los países pequeños tienen más facilidades para desarrollarse, por lo que no tiene sentido que le hagan una felación a la Unión Soviética o que mojen la cama soñando con una Patria Grande latinoamericana, más bien deberían apoyar la secesión y la autodeterminación zonal para maximizar la descentralización política. ¿Acaso la izquierda que dice que la miseria de China se debe a su tamaño apoya la secesión territorial y la descentralización? No, porque son incapaces de ser coherentes. Además, esta regla tampoco se cumple todo el tiempo: si ser más pequeño fuera una ventaja imperante en todo momento, Somalia, Chad o Haití (e incluso la misma Cuba) fueran las máximas potencias, pero no es cierto.
Taiwán por mérito propio fue, es y será un gran ejemplar de país
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